ADIÓS O HASTA LUEGO...!

Haber sido vicepresidenta del Centro Cultural “Cristina De Fercey” fue un orgullo. Este Centro viajó por el mundo llamando a concursos literarios que, convocando a hablar de diversos temas, prendían el interés de escritores de todos los países y así el Centro seducía y se alimentaba.
Se llama “Cristina De Fercey”, pero su espíritu inquieto navegó asido al timón de la entusiasta y emprendedora Patricia Heredia. Yo me dejé llevar por esas aguas que surcaba confiada y feliz, porque todo partía y se realizaba en base a la concepción imaginativa y certera de Patricia.
No estoy segura de que concluya con su cometido, pero si así es, cumplió con la hermosa y plausible tarea de propagar cultura y amistad con cuidadosa integridad, cosechando lauros nada más.
Ojalá que esta meritoria entidad siga con su actividad, porque lo bueno debe seguir para el bien de todos.
Con inmenso cariño
Irma Trotta de Basciano

domingo, 4 de julio de 2010

PRIMER PREMIO CUENTO



SIN RESPUESTAS




¿Vos te acordás?...de aquella noche, en esta misma sala ¿te acordás?

Sí, claro que te acordás. Cuando Enrique le hablaba a tu hermana Ángela y nosotros oímos todo desde la otra habitación, porque él por momentos, también gritaba.
Lo imaginamos nervioso, sentado en su sillón, el del rincón, al lado de la mesita redonda, y como siempre, Gian , con su pelaje blanco entibiándole los pies.
Le decía, le explicaba, le repetía, le preguntaba, y como ella no le respondía,
él levantó más y más la voz, hasta que se enfureció.
Claro, cómo iba a contestarle Angelita, si ella era sólo una fotografía.
Y cómo Enrique no iba a desesperarse, si aún no había asumido su repentina muerte.
¿Te acordás Elisa, que entramos y lo obligamos a tomar un tranquilizante?
Qué momento más desagradable, hasta Gian corrió con un maullido ahogado a refugiarse debajo del otro sillón.

Ahora, claro, estando en este lugar, aunque hayan pasado casi cinco años, no puedo dejar de recordar aquello.
La misma lámpara en este mismo rincón, el mismo ruido de los árboles aba-nicándose contra la ventana, en una noche demasiado oscura…¿te acordás o no?
Aunque todo sea muy triste para vos, contestame, decime algo, parezco loco hablando y hablando sin que me respondas. Solamente este viejo gato parece escucharme, hasta me mira con ojos asustados…será por mis gritos.

Un ruido seco y el maullido de Gian, fueron el eco del portarretrato de Elisa
estrellado contra el piso.


ALICIA BORGOGNO

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