ADIÓS O HASTA LUEGO...!

Haber sido vicepresidenta del Centro Cultural “Cristina De Fercey” fue un orgullo. Este Centro viajó por el mundo llamando a concursos literarios que, convocando a hablar de diversos temas, prendían el interés de escritores de todos los países y así el Centro seducía y se alimentaba.
Se llama “Cristina De Fercey”, pero su espíritu inquieto navegó asido al timón de la entusiasta y emprendedora Patricia Heredia. Yo me dejé llevar por esas aguas que surcaba confiada y feliz, porque todo partía y se realizaba en base a la concepción imaginativa y certera de Patricia.
No estoy segura de que concluya con su cometido, pero si así es, cumplió con la hermosa y plausible tarea de propagar cultura y amistad con cuidadosa integridad, cosechando lauros nada más.
Ojalá que esta meritoria entidad siga con su actividad, porque lo bueno debe seguir para el bien de todos.
Con inmenso cariño
Irma Trotta de Basciano

domingo, 11 de julio de 2010

ESCRITORA INVITADA 2º PREMIO DE CERTAMEN LITERARIO DE ESPAÑA



En nombre de los bosques, yo maldigo a quien toma venganza, árbol, contigo. A quien destruye vida y menosprecia el valor de todo aquello ajeno a él, a quién no es capaz de ver la belleza que le rodea. Gente egoísta y despreciable. En nombre de los bosques yo maldigo a quien toma venganza, árbol, contigo.


Dio un último golpe a la piedra, inocente víctima de su rabia, que le había acompañado en todo el trayecto de aquel paseo inesperado.
Ya no era lo que había previsto para aquella tarde, sino que él, desde un principio, deseaba en ese instante encontrarse en otro lugar. En aquella especie de parque enorme y tan misterioso que había descubierto no hacía más de un año atrás.
Desde entonces no había dejado de frecuentarlo, sobretodo en aquellos días en que se sentía incapaz de sobrellevar su vida, en que no resultaba tan fácil algo tan simple como sentarse a leer su libro favorito, en que necesitaba sacar fuera todo su dolor. Y ese lugar, con aquel árbol tan deslumbrante y acogedor bajo el cual se sentaba, siempre había sido el ideal, un sitio donde sentía tener al lado algo seguro en que apoyarse.
Pero al buscar aquel lugar... no lo encontró. ¡No estaba! Todo destruido, apenas quedaban restos de su árbol y no pudo más que tomárselo de la peor manera. Durante este último año había sido como un fiel amigo, su única paz, y ahora…¡ahora lo habían talado, destrozado, hecho pedazos! Y eso.. ¿Eso por qué?
Corrió en busca de los guardias forestales que había por la zona para informarse de lo sucedido, y fue tal su rabia al enterarse de que todo eso se había derribado para la construcción de un parque de atracciones, que sus ojos se empañaron por la furia.
Decidió irse antes de que algún inocente pagara su amarga desdicha y reemprendió aquel accidentado paseo.
L a piedra avanzó torpemente por el asfalto quedando finalmente atrapada en la profundidad de una alcantarilla y así haciéndose notar con un estruendoso ruido afrontó su inevitable (súbita) derrota.
El hombre esbozó una pequeña carcajada. Aquel suceso insignificante para algunos pero tan significante para él le había llevado a pensar lo curiosa que es la vida. Cómo todos, aunque de una manera diferente, damos lo mismo que recibimos. Los taladores le provocan un daño al árbol, el árbol se lo provoca a él al ya no estar para transmitirle su tranquilidad y él a la inocente piedra al encaminarla hacia el fondo de la alcantarilla.
Una vez en su consulta esperaba a su paciente mientras pensaba lo curioso que le había resultado siempre ese hombre, puesto que a primera vista daba toda la impresión de ser frío y testarudo, pero fue cuestión de pocos minutos darse cuenta de que era uno de los hombres más sentimentales que habían pasado por aquella consulta, en cambio estaba atado a una pena que le pesaba a lo largo de todos sus días durante años.



Se detiene enfrente de aquella puerta, mira hacia atrás para verificar que no haya nadie conocido viéndole entrar a aquel lugar, ya que con eso estaría dándole a entender a la gente que todavía no lo había superado, y por lo tanto le sería todavía más difícil acabar con ello. Respira hondo y llama a la puerta.
Tinoniiii(suena el timbre), en cuestión de segundos se abre
-¡Hola! ¿Cómo se encuentra hoy?- le saluda alegremente su psicólogo que siempre parece carecer de problema alguno.
- Pues… no sé que decirte. No sé si peor o como siempre, pero…- dice con ojos llorosos y con ello se produce un pequeño e incomodo silencio.
El psicólogo se da cuenta de lo que sucede pero no quiere tentar la fragilidad de su amarga sonrisa y le invita a pasar amablemente.
- Bueno, si quiere puede…- comienza el psicólogo, pero es interrumpido por el paciente que ya a empezado a hablar ya que hoy se encuentra más hundido que de costumbre.
-No quiero volver en lo pasado y recordar lo vivido, que aunque no sea un recuerdo triste, podría entristecerme al recordarlo. No quiero, pero tampoco puedo evitarlo y sin apenas darme tiempo a asimilarlo, mi mente empieza a naufragar, sola y confusa, dolida y sorprendida al mismo tiempo por lo que ve, porque hubo un tiempo no tan lejano en el que era pura rutina sentirla entre mis brazos, en que era normal el hecho de que seamos ella y yo… Porque simplemente hubo y el caso es que es pasado aunque me quejo, como dice aquella canción de "La Fuga". Y ahora a pesar de que no olvido su perfume, ya no lo siento, como ya no siento otras muchas cosas y como siento otras que no me imaginaba que fuesen para mí, ya no está, ya aquella fragancia no me acaricia, ya cada día se confunde entre las demás y cada día añoro sentirla un poco más- respira profundamente mientras se enjuga su llanto- Y aquí me encuentro, entre recuerdos de los que no sé si seré capaz de deshacerme algún día. Porque esto no es tan simple como tirar nuestras viejas fotos, o como rechazar tu postre favorito cuando sabes que al comerlo te encontrarás mal porque hace tiempo que llegó tu limite aunque hayas decidido ignorarlo, no es tan simple, es mucho más, los recuerdos están ahí, preparados, amenazantes, esperando a que descuides tu mente, ellos tan bellos y atrevidos, ellos caprichosos, ellos, tan cerca y a su vez tan inalcanzables. Dicen que los recuerdos son el perfume del alma… pero para mi solo son mi veneno. Como dice un filósofo francés llamado Rousseau: Todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan.
El psicólogo se queda conmocionado por las palabras de su paciente. Hace un par de años que su prometida falleció y el todavía no lo ha superado. Mantienen una larga conversación y una vez acabado el tiempo el psicólogo, pensando en su árbol, le recomienda que busque tranquilidad y sosiego en un paisaje de la naturaleza. El paciente aún dolido pero ya más tranquilo se despide llevándose consigo aquellos consejos.
Sale de allí con la sensación de que deja atrás eso que ni el mismo sabe con claridad que es, pero que consigue que sus sentimientos parezcan naturales y seguidamente emprende un camino sin rumbo alguno en busca de aquel paisaje que pueda hacer que aparezca un rayo de paz en él. Sigue andando durante un largo tiempo, ya empieza a parecerle todo esto una estupidez, hasta que al levantar la cabeza y… ahí está, nada mas verlo se da cuenta de que ese es el lugar.
Los árboles verdes que solo inspiraban calma lo tranquilizaron, bajo sus pies podía ver la hierba cubierta por algunas hojas secas que, al pisarlas, producían un sonido que para él era como un sentimiento. A lo lejos se observaba el cielo, ya no tan claro, debido a aquel hermoso atardecer, y algunas nubes divertidas jugando con formas que solo ellas podían dibujar, y a lo lejos, entre las montañas, el sol, emitía un paisaje fascinante con sus tonos rojizos que rajaban el cielo, con tanta dulzura que la fuerza del hombre decayó y comenzó a llorar. En la lejanía se escuchaba el piar de algún que otro pájaro, también cómplice de aquel fenómeno de la naturaleza. El césped estaba perdiendo su luz y la sombra vencía a la claridad que cubría aquellas amapolas tan frágiles, como si hubiesen sido creadas con tanto cuidado y dulzura como con el que cuida una madre a su bebé, pero, en cambio, sostenidas por un tallo tan amenazante… Bellas como nada desprendían un olor que se hacía notar con una fuerza y suavidad a la vez indescriptible y embriagadora. Y allí encontró su eterno paraíso, donde cada hoja escucha su llanto y el viento le susurraba palabras de consuelo.
Permaneció un tiempo allí, sentado bajo un precioso árbol, su psicólogo tenía razón, necesitaba regalarse tiempo, tiempo para él, tiempo para sentir, tiempo para VIVIR. Nunca creyó que podría encontrar tanta satisfacción en un paisaje y eso le llevó a pensar en la cantidad de paisajes que él había destrozado, árboles que había talado y que probablemente significaban algo muy importante para otras personas, como lo significaba para él el paisaje que ahora lo acompañaba. Sobretodo recordaba un árbol que le había llamado la atención por encima de los demás, por su belleza y su resplandor, aquél árbol que tuvieron que talar para que se construyese un parque de atracciones.


CLAUDIA EVA TAVECCHIA ESPAÑA
Este cuento ganador del 2º Premio organizado en España fue escrito por una jovencita de 14 años y ademàs.... es mi nieta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario