ADIÓS O HASTA LUEGO...!

Haber sido vicepresidenta del Centro Cultural “Cristina De Fercey” fue un orgullo. Este Centro viajó por el mundo llamando a concursos literarios que, convocando a hablar de diversos temas, prendían el interés de escritores de todos los países y así el Centro seducía y se alimentaba.
Se llama “Cristina De Fercey”, pero su espíritu inquieto navegó asido al timón de la entusiasta y emprendedora Patricia Heredia. Yo me dejé llevar por esas aguas que surcaba confiada y feliz, porque todo partía y se realizaba en base a la concepción imaginativa y certera de Patricia.
No estoy segura de que concluya con su cometido, pero si así es, cumplió con la hermosa y plausible tarea de propagar cultura y amistad con cuidadosa integridad, cosechando lauros nada más.
Ojalá que esta meritoria entidad siga con su actividad, porque lo bueno debe seguir para el bien de todos.
Con inmenso cariño
Irma Trotta de Basciano

lunes, 19 de julio de 2010

MARTA ELENA GONZALEZ JURADO

REFLEXIONES EN UN DÍA MUY ESPECIAL

Últimamente repaso mucho mi vida. Cavilo, imagino cómo hubiera sido si no esto, si no lo otro… Creo que me está martirizando un poco el tema, decididamente algo me está molestando. ¿De qué me arrepiento? ¡Off! No sé, hay cosas…
No sé por qué me quedé en este pueblo. En su momento debía haber huido, alejarme de él, de lo que representaba. Lo pienso, y raro en mí, observo que me está alterando.
Este pueblo fue testigo de mi vida. Mis roles protagónicos más importantes los cumplí en su justo tiempo. Creo que contribuí a la armonía por no decir a la chatura de sus días. ¡Tantas veces renegué de él o de su gente! No porque fueran malos, en definitiva eran como yo. Y como es lógico con el correr de los años, esos brotes de rebeldía tonta desaparecieron. ¿Tonta?..
Lo que recuerdo con más alegría son mis años de la infancia. Dando rienda suelta a la algarabía, a las travesuras, a los sueños, a los cuchicheos a la hora de la siesta bajo un árbol. Después vino la adolescencia, la juventud y toda mi vida entró a desarrollarse “como tenía que ser” para satisfacción de todos. ¿Y yo qué? ¡¡Ayyy!! ¡Qué dolor!!!..
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Voy por la calle, mi calle tan habitualmente transitada, pero la veo distinta…¿Por qué? Obviamente la calle está como siempre. Por consecuencia el cambio se origina en mí… ¿Qué lo causa?
Estoy desconcertado ante la calle, la encuentro más oscura, más opaca…No consigo dilucidar lo que sucede.
Instintivamente me siento inquieto, una rara sensación comienza a invadirme…
Noto que muchos de mis vecinos de años, están en la puerta y saludan con la mano, evidentemente a mí. ¡Qué extraño todo! Trato de tranquilizarme y aclarar mis pensamientos. Pero la confusión persiste.
Advierto entonces la lentitud de mi desplazamiento, no acostumbro a manejar ligero, pero no de este modo…¡Pero yo no conduzco! Pensé, “habrá algún vehículo pesado que obstruye la marcha”…Pero ¡Oh! ¡Sorpresa, delante nuestro no veo nada, en cambio detrás! Uno tras el otro… Como en un entierro…
¡ Es un entierro ! ¡OH!! ¡NOO!!..

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